BNY Mellon desvela los activos y mercados más afectados por el brexit
Los expertos de BNY Mellon han analizado a fondo cómo se verán afectados cada uno de los mercados y tipos de activos tras la decisión del Reino Unido de abandonar la Unión Europea. Dan por sentado que las turbulencias derivadas del brexit serán muchas y de larga duración y las consecuencias serán tanto económicas como políticas. A continuación, desgranamos el analisis y las conclusiones de BNY Mellon.
La victoria de la campaña del brexit ha sembrado nuevos temores de una racha bajista de la libra esterlina y de un desplome de los mercados de renta variable. Algunos comentaristas también pronostican que su impacto político podría perturbar a los mercados de deuda pública británica, debilitar al euro y desencadenar la salida de otros países de la UE.
El brexit aumentará la aversión al riesgo de los inversores, lo que incrementará la demanda de activos refugio
En adelante, los mercados de renta variable británicos podrían perder terreno debido al mayor coste que presumiblemente deberán soportar las compañías británicas a la hora de hacer negocios con la UE, afirma Sinead Colton, directora de estrategia de inversión en Mellon Capital. “Aunque muchas de las empresas que constituyen el índice FTSE 100 son multinacionales, suelen tener una presencia significativa en el Reino Unido”.
Howard Cunningham, gestor de carteras de renta fija en Newton Investment, cree que el voto de salida podría conducir a un nuevo periodo de dos a cinco años de incertidumbre, a cierto aplazamiento de la inversión interna, y a un probable descenso del crecimiento de la economía británica. El equipo multi-activos de Insight Investment comparte esta visión, y destaca la probabilidad de un periodo de volatilidad para los activos denominados en libras mientras el Reino Unido se embarca en un proceso de negociación de dos años. “Los costes a corto plazo serán inevitables, pero a largo, las consecuencias del brexit están mucho menos claras”.
Deuda pública y renta fija
Por lo que respecta al impacto específico del resultado sobre los mercados de renta fija, Cunningham menciona que el voto de salida respaldará seguramente a la deuda pública británica a corto plazo, al ralentizarse la actividad y alejarse más si cabe la perspectiva de subidas de los tipos de interés. “La pendiente de la curva de tipos podría aumentar si los inversores exigen una mayor remuneración por la incertidumbre a largo plazo, pero en general, las rentabilidades por cupón no deberían ser necesariamente más altas”. Colton está de acuerdo con que los gilts británicos se verán zarandeados por múltiples factores. Destaca que una libra más débil provocaría inflación importada, lo cual daría pie a una subida de las rentabilidades por cupón de la deuda pública británica. Como Cunningham, Colton piensa que un descenso del crecimiento económico llevará al Banco de Inglaterra a continuar aplicando una política monetaria acomodaticia, lo cual podría provocar el descenso de las rentabilidades por cupón de los gilts.
El gestor de renta fija de Newton especula que la deuda pública británica indexada también podría hacer gala de buen comportamiento si aumentan las expectativas de inflación pese a la menor actividad económica. “Vale la pena tener en cuenta que, en la medida en que los inversores vean inicialmente con malos ojos el resultado del referéndum y deseen deshacerse de activos denominados en libras, dudamos que los gilts encabecen sus listas de venta. Los bonos corporativos en libras se enfrentan a fuerzas opuestas, y una mayor incertidumbre podría acabar conduciendo a mayores primas de riesgo, en forma de mayores diferenciales crediticios (sobre todo en el caso de los emisores domiciliados en el Reino Unido).”
No obstante, Cunningham destaca que, con las rentabilidades por cupón ya bajas de los bonos denominados en euros (y susceptibles de bajar todavía más cuando el Banco Central Europeo comience a comprar deuda corporativa hacia finales del trimestre), la renta que ofrece el crédito en libras podría parecer más atractiva. “Y especialmente si, tal como esperamos, la intervención del BCE tiene efectos imprevistos negativos sobre la liquidez del mercado de deuda corporativa en euros”, añade.
Caída de la libra esterlina
El gestor de divisas de Insight, Paul Lambert, anticipa una caída de la libra esterlina tras el resultado del referéndum: “Es probable que este resultado histórico tenga un impacto duradero sobre la libra. En el futuro próximo, creemos que la divisa acusará unas relaciones probablemente menos favorables con algunos de los principales socios comerciales del Reino Unido. A más largo plazo, deberá ajustarse a un presumible bajón del crecimiento, debido al aplazamiento de la actividad de gasto de empresas y consumidores hasta que exista una mayor claridad sobre las condiciones de la salida. En este entorno, nuestra expectativa es que la libra esterlina se depreciará de forma significativa.” Desde Mellon Capital, Colton destaca que la libra podría no ser la única divisa afectada. En su opinión, es igualmente probable que el euro se deprecie tras el voto de salida, a medida que los participantes del mercado digieren un nuevo orden en el que la UE carecería de la contribución del Reino Unido a su presupuesto.
En cuanto al impacto del resultado en los mercados de divisas, el CIO de Alcentra, Paul Hatfield, añade: “Creemos que la partida del Reino Unido intensificará la preocupación sobre el futuro del euro, y otros países podrían seguir su ejemplo. En este contexto, cabe esperar fortaleza relativa en el dólar frente al euro y la libra, así como una mayor volatilidad de los tipos de cambio en base al flujo de noticias. Los bonos y préstamos denominados en libras podrían ser objeto de presiones, pero de momento, este no ha sido el caso. Dicho esto, con la enorme incertidumbre que estamos experimentando, al mercado le resulta difícil analizar el acontecimiento y reflejarlo con precisión en sus precios.”
Consecuencias políticas
Según Rowena MacFarlane, analista de deuda pública en Standish, el primer ministro británico –que lideró una campaña a veces encarnizada a favor de la permanencia– se encuentra entre las primeras víctimas del resultado del referéndum. Los detalles disponibles en este momento sobre las condiciones de una renegociación son muy tenues.
“En el ámbito político interno, además de la dimisión de David Cameron, consideramos probable que Escocia celebre un nuevo referéndum sobre la independencia en los próximos dos años. A nivel internacional, la atención se centrará en el calendario de negociaciones sobre nuestra futura relación con la UE”, comenta.
Aunque los tratados de la UE contemplan un plazo de dos años para tales negociaciones, el equipo de Standish piensa que Angela Merkel deseará acelerar estos encuentros a la luz de las elecciones francesas y alemanas previstas para el verano de 2017. Su escenario básico sigue siendo el de una relación al estilo del Espacio Económico Europeo (EEE) entre el Reino Unido y sus socios de la UE, pero no existe garantía alguna a este respecto.
“En la eurozona, el resultado de la votación presenta riesgos para nuestros pronósticos macro, y anticipamos que el BCE reconfirmará su postura de política monetaria ya acomodaticia. También es probable que exista voluntad política para reducir el riesgo de referéndums similares en otros países de la eurozona donde existen movimientos populistas”, concluye.
Brendan Mulhern, estratega en Newton, comenta que el euroescepticismo lleva un tiempo aumentando en los países miembros, y en su opinión, esto se ve reflejado en el auge de los partidos de extrema derecha y en la aparición de nuevas formaciones. Esto ha contribuido a la naturaleza cada vez más fragmentada de la política nacional: “el descontento con la política tradicional que ha respaldado este cambio del paisaje político es un síntoma del difícil trasfondo económico. Desde la crisis financiera, el crecimiento ha sido apagado y no ha bastado para resolver problemas como los niveles de paro porfiadamente elevados que afectan a numerosos países.
Mulhern afirma que los principales partidos británicos siguen estando fragmentados, y que tras la decisión sobre la UE, el riesgo político en el Reino Unido ha aumentado más si cabe como resultado del descontento subyacente del electorado. “Probablemente sea solo cuestión de tiempo que algún otro país convoque un referéndum sobre su pertenencia a la UE, o que alguna región exija una votación sobre la secesión respecto a una unión nacional, como hizo Escocia en 2014. Entretanto, las aspiraciones independentistas de Cataluña complican como nunca la política española.”
Más incertidumbre
Mark Bogar, gestor de carteras de Small Caps europeas en The Boston Company Asset Management (TBCAM), comparte el temor de que el voto de salida pueda desencadenar nuevas fases de incertidumbre en Europa, si otros países se sienten tentados a seguir el ejemplo del Reino Unido con decisiones susceptibles de desestabilizar la eurozona: “El riesgo de acontecimientos similares ha pasado a ser un factor importante. Los movimientos separatistas en países como Escocia y España podrían verse impulsados por el voto de salida del Reino Unido, y debemos pensar en los potenciales efectos secundarios; ahora, por ejemplo, otros países podrían querer celebrar su propio referéndum sobre la UE.
Si esto conduce a un desmoronamiento de la UE, el golpe a corto plazo sobre la actividad económica será significativo. Me gustaría pensar que, en el largo plazo, los países implicados encontrarán una solución y seguirán comerciando entre sí. No obstante, establecer este “nuevo orden” podría llevar hasta tres años, un periodo en que la actividad económica y el crecimiento del PIB en los países europeos se verían afectados. En mi opinión, la eurozona volverá a entrar en recesión durante dicha fase.”
Raj Shant, gestor de carteras de renta variable global en Newton, no se muestran tan preocupado por el impacto inmediato del resultado, pero comparte el temor de que otros países se sientan tentados a seguir al Reino Unido fuera de la UE. “El impacto directo no será tan grande, pues la libra esterlina ya ha perdido terreno en el periodo previo a la votación. No obstante, nos estamos preparando para impactos de segundo orden, que nos preocupan en mayor medida. Concretamente, tememos el efecto en la eurozona si otros países comienzan a pedir sus propios referéndums; en varios países, el sentimiento de la población respecto a la UE está dividido a partes iguales”, explica.
Comercio y volatilidad
Mientras que la gestora especializada Alcentra cree que el voto de salida tendrá un efecto negativo a corto plazo, se muestra más optimista sobre el panorama a largo de renegociación de acuerdos comerciales. Hatfield: “Creemos que el impacto inmediato será sin duda negativo para la economía británica, al aplazarse decisiones de inversión y disminuir el gasto debido a la incertidumbre. A más largo plazo, es posible que el Reino Unido pueda renegociar buenas condiciones con la UE, pero no ha dicho cómo o con qué criterios. El resto de países de la UE podrían ponerle las cosas difíciles al Reino Unido tras el brexit, en parte por despecho, y en parte para disuadir a otros países de que hagan lo mismo.”
De cara al futuro, Colton, de Mellon Capital, cree que la volatilidad desencadenada por el resultado del referéndum podría acabar llevando a muchos inversores a adoptar una postura más aversa al riesgo. “Dada la fragilidad de los mercados globales y la incertidumbre en torno al crecimiento global, es probable que el voto eleve la aversión al riesgo de los inversores –como mínimo durante un tiempo. Esto podría traducirse en caídas de los activos de riesgo a nivel mundial y en un aumento de la demanda de activos refugio”, afirma