La experiencia de la RDR: “Es mejor colaborar con el supervisor financiero que combatirlo”
Bella Caridade-Ferreira, CEO de Fundscape, cree que, a la hora de afrontar una nueva supervisión financiera, como es el caso de la MiFID II en España, “es mejor colaborar con el supervisor, que combatirlo”, según su experiencia en el Reino Unido tras la implantación de la RDR.
Caridade-Ferreira explicó qué experiencias de la puesta en marcha de la RDR pueden ser exportadas a España, ante la llegada de la MiFID II, en el reciente Encuentro de Banca Privada de iiR celebrado en Madrid, en el que elAsesorFinanciero fue media partner.
En su opinión, “la RDR pretendía conseguir más claridad para los consumidores en los productos financieros; atender todas las necesidades financieras de los ciudadanos; unas remuneraciones por los productos que fueran competitivas para los clientes; y mejorar los estándar de la profesión financiera para devolver la confianza en el sector a los consumidores”.
Panorama antes y después de la RDR
Señaló que en Reino Unido, básicamente la distribución financiera se realiza a través de cinco canales: Asesores financieros, banca privada, agentes de seguros, sucursales bancarias y directo: “Antes de la entrada en vigor de la RDR, el 70% de la distribución estaba en manos de los asesores; la banca privada controlaba el 15%; las aseguradoras el 8%; los bancos el 5% y la distribución directa contaba con el 2%”.
¿Cómo ha quedado la distribución tras la RDR? Los porcentajes han cambiado de la siguiente manera: asesores y banca privada han mantenido sus posiciones; aseguradoras y bancos han caído al 5 y 2%, respectivamente; y la distribución directa ha crecido hasta el 8% del total.
Además, antes de la nueva norma entre el 15 y el 20% de los consumidores tenía acceso al asesoramiento financiero. Estos porcentajes se han reducido tras la RDR a un rango entre el 8 y el 12%. Según la experta británica, “esto supone un fracaso para los reguladores, ya que menos usuarios tienen satisfechas sus necesidades de asesoramiento financiero. Aunque los asesores conservan su porcentaje de negocio, su número se ha reducido drásticamente. De hecho, se corre el riesgo de que el asesoramiento independiente desaparezca prácticamente en Europa por el impacto de la RDR y la MiFID II”.
Ante este panorama, recomendó a los asesores que “se centren en lo que realmente saben hacer y no en todos los productos y todos los tipos de clientes, porque la demanda de asesoramiento por parte de los clientes no va a desaparecer. Hay que ser optimista; tratar de educar financieramente a los clientes y dotarse de un modelo de negocio claramente definido”.
Finalmente, pidió a los reguladores que “eliminen las incertidumbres respecto a las normas futuras. En este sentido, el retraso anunciado en el MiFID II no es bueno, hay que tener un calendario claro y unas reglas bien definidas. También creo que deberían empezar a trabajar ya en una MiFID III en la que se trate por igual a todos los actores del mercado”; y pidió unión al sector: “Según nuestra experiencia en Reino Unido, es mejor intentar colaborar con el regulador en la definición de las normas que intentar combatirlo”.