Inés del Molino (Schroders): “Situaciones tan extremas resaltan la importancia de contar con un asesor que ayude a mantener los objetivos de inversión”
La directora de cuentas de Schroders, Inés del Molino, nos habla en esta entrevista con elAsesorFinanciero sobre cómo afrontar situaciones tan extremas como las que estamos viviendo por la pandemia y que “ponen de manifiesto la importancia de contar con un asesor financiero que nos ayude a mantenernos firmes respecto a nuestros objetivos de inversión”. También insisten en la necesidad de que los asesores orienten a sus clientes para ampliar sus horizontes de inversión, tanto a nivel temporal (deberán estar invertidos más tiempo) como a nivel de clase de activos.
– Incertidumbre sobre el efecto de los cambios que estamos viviendo, tipos de interés que obligan a buscar rentabilidad, potenciales quiebras de empresas… ¿es el momento apropiado para que los inversores apuesten por el asesoramiento financiero de calidad y tengan una vocación por la gestión activa de sus finanzas?
Estamos viviendo uno de los periodos más complejos y volátiles en los mercados que recuerda la historia, con caídas y recuperaciones desproporcionadas. Ante estos movimientos tan radicales muchos inversores pueden perder la calma, sus sesgos conductuales pueden perjudicarles a la hora de tomar decisiones de inversión y se pueden dejar llevar por la aversión a las pérdidas, el exceso de optimismo… Creemos que situaciones tan extremas ponen de manifiesto la importancia de contar con un asesor financiero que nos ayude a mantenernos firmes respecto a nuestros objetivos de inversión. En general, cuando vemos movimientos tan discriminados como los que estamos viendo, la “marea” no distingue entre compañías y una vez que vuelve a subir deja al descubierto oportunidades muy interesantes desde el punto de vista fundamental que solo un buen gestor activo puede aprovechar.
– ¿Qué competencias o habilidades nuevas deberán poseer los profesionales del sector financiero para estas ‘verdades incuestionables’ en el mundo post Covid-19? Y, en especial, en el caso de los asesores financieros, ¿cabe destacar alguna?
Las verdades incuestionables para la próxima década incluyen unos tipos de interés bajos por mucho tiempo, así como incrementos significativos en el gasto en salud, en los populismos y en la velocidad del cambio. El Covid no ha hecho más que intensificar las “realidades” a las que nos enfrentamos. En este escenario, tal vez, la primera competencia que ha de desarrollar el asesor es aumentar el horizonte temporal de las inversiones de su cliente. Aunque es un tema que llevamos destacando mucho tiempo, cada vez es más relevante darles tiempo a nuestras inversiones para cumplir nuestros objetivos. Los asesores también deberán mirar más lejos para encontrar oportunidades y mantener la sangre fría para no dejarse llevar por sus propias tendencias conductuales ni las de sus clientes. Además, puede que al asesor le aborden nuevas maneras de invertir, desde la sostenibilidad, los activos privados…
“Los asesores amplían los horizontes de inversión de sus clientes, tanto a nivel temporal (estar invertidos más tiempo) como a nivel de clase de activos”
– Los bajos tipos de interés parece que han llegado para quedarse. ¿Están obligados los inversores más conservadores a buscar también rentabilidad? ¿Cómo es posible convencerles para ello en este contexto de incertidumbre en los mercados?
La primera “verdad incuestionable” que planteamos efectivamente es que los tipos de interés van a estar bajos durante muchos, muchos años. Esto limita la rentabilidad de los activos antes considerados “sin riesgo”, como gran parte del espectro de la renta fija. Los mercados de renta variable no parecen baratos y en vista de la desaceleración del crecimiento global que también contemplamos, tampoco vemos gran atractivo en los mercados desarrollados. No creemos que se hayan acabado las rentabilidades, pero tal vez sí los niveles que hemos visto en los últimos 20 años. Para conseguir una rentabilidad interesante para nuestras inversiones creemos que los asesores deben orientar a sus clientes para ampliar sus horizontes de inversión, tanto a nivel temporal (deberán estar invertidos más tiempo) como a nivel de clase de activos. Las carteras y sus fuentes de rentas han de estar más diversificadas que nunca, bien a nivel regional (donde la exposición a emergentes debe ser de una vez algo estratégico), bien de producto.
– ¿Cómo es posible construir objetivos vitales financieros en base a una planificación a largo plazo en la actual coyuntura? ¿Cuál es la receta mágica, si es que la hay, para conseguirlo?
El Covid ha traído infinita incertidumbre a nuestras vidas, pero a medida que se despeja, podríamos decir que hemos pasado de una fase de “recesión” a una fase de “recuperación”. Históricamente, en este tipo de fases, la renta variable ha justificado históricamente una mayor asignación en la cartera frente al crédito, ya que esta clase de activos ha tendido a beneficiarse de un mayor crecimiento de los beneficios. De cara al futuro, creemos que es necesario que se produzca una recuperación de las ganancias, ya que es difícil justificar subidas en los ratios precio/beneficios, que es lo que ha impulsado el último repunte del mercado de valores. En este contexto, también hay un argumento más sólido a favor del crédito, ya que la política monetaria sigue siendo acomodaticia, en particular con la compra de bonos corporativos por parte de la Reserva Federal. En cuanto a las materias primas, a diferencia de las recuperaciones anteriores, hay margen para asignar una mayor ponderación a este activo, sobre todo teniendo en cuenta la gravedad de los malos resultados en esta recesión. Mientras tanto, los inversores deberían pensar en desplazar su sobre-exposición al dólar estadounidense a divisas de mayor riesgo, pero manteniendo algunas divisas defensivas.
“Las expectativas de rentabilidad de los inversores españoles pecan de optimistas, esperando una rentabilidad media anual del 9,2% durante los próximos 5 años”
En cuanto a sectores, las áreas más cíclicas del mercado, como la tecnológica y la industrial, han tendido a tener un buen comportamiento. Aunque la valoración de los nombres más cíclicos es más atractiva, la tecnología ha proporcionado retornos estelares durante esta recesión, lo que puede frenar su brillo en comparación con recuperaciones anteriores. En general, creemos que hay un gusto más procíclico en la asignación de activos durante la fase de recuperación.
Inversores demasiado optimistas
– ¿Qué diferencias más notables posee el inversor retail español respecto a otros países de nuestro entorno, como Francia, Alemania o Reino Unido? ¿Opina que las campañas de educación financiera están redundando en inversores mejor preparados y más informados?
Desde hace años en Schroders realizamos un estudio entre más de 25.000 inversores en todo el mundo (más de 1.000 en España) que nos permite analizar sus tendencias de inversión y poner de manifiesto las similitudes o diferencias entre inversores. Así, en cuanto a conocimientos financieros, según nuestro estudio del año pasado, el 39% de los encuestados españoles considera que tiene conocimientos avanzados o de experto, frente al 46% y el 42% global medio europeo. De nuestros vecinos, quienes más confían en sus conocimientos son los alemanes y los suizos: 62% y 57% se consideran expertos o avanzados.
Independientemente de la imagen que tengan de sí mismos, para nosotros hay un par de indicadores más reveladores respecto a la sofisticación de los inversores: cuánto mantienen sus inversiones y cuánto esperan de ellas. En ese sentido, con un horizonte temporal medio de 1,9 años, los inversores españoles son de los más cortoplacistas entre los inversores europeos (2,6 años), solo superados por Polonia (1,5 años). Los alemanes y daneses quedan mejor que nosotros (3,1 años) pero siguen estando lejos de los 5 años recomendados por los expertos.
Respecto a sus expectativas de rentabilidad, de nuevo los españoles pecamos de optimistas esperando una rentabilidad media anual durante los próximos 5 años del 9,2%. Aunque parece desorbitada, está muy en línea con la media europea del 9,0% y parece más realista que la media global del 10,7%.
Por tanto, aunque parece que progresa, todavía le queda camino al inversor final para aprender y poder tomar decisiones de inversión más informadas y razonadas. La ayuda de un asesor es clave aquí. Una lectura positiva que se desprende del estudio es que, si en 2018 un 62% de los encuestados estaba de acuerdo en pagar por obtener asesoramiento, en 2019 este porcentaje aumentó hasta el 79%, lo que se puede interpretar como una clara intención de tomarse más en serio su futuro financiero.
– ¿Cómo debería estructurarse una cartera tipo para un inversor que busque el largo plazo y asegurarse una jubilación sin sobresaltos?
Creemos que, aunque cada inversor tiene un perfil que se adapta a sus necesidades concretas, en términos generales una cartera preparada para el futuro debe tener los siguientes elementos: un horizonte temporal de largo plazo, fuentes de rendimiento diversificadas y una combinación de fuentes de alfa tradicionales y alternativas. Además, para adaptarse a un mundo del futuro, cada vez una mayor parte de las inversiones deberán tener un componente de sostenibilidad en sus carteras. ¡Pero ese es otro tema que es muy largo y da para otra entrevista!