El inversor que trabaja con un educador financiero de calidad obtiene entre un 3% y un 4% más de riqueza
Madrid ha acogido el VIII Foro Internacional de Educación Financiera auspiciado por la Asociación de Educadores y Planificadores Financieros (AEPF). En él, más de una docena de expertos a nivel nacional e internacional trabajaron y reflexionaron sobre la labor de educación financiera de calidad, los ámbitos en que es necesario seguir profundizando y los riesgos y oportunidades tanto de corto como de largo plazo.
Tres años después de la puesta en marcha en España de la profesión de ‘educador financiero de calidad’ se pueden ver los primeros resultados y compararlos con la labor en Italia y los países donde la AEPF ha empezado a trabajar como es América Latina. Se enmarca en la clasificación de educación financiera promulgada por la OCDE, concretamente yendo al modelo más completo que es el de consultor consolidado en su negocio que aplica la educación financiera para hacer pedagogía con sus clientes, responde a sus objeciones y ayuda a generar resultados.
El VIII Foro ha puesto el objetivo en el debate sobre los modelos de educación financiera, las herramientas necesarias para hacer el proceso de educación financiera y las oportunidades y riesgos existentes. El educador financiero cumple con un rol social, poniéndose del lado del ciudadano para crear conciencia, intervenir en emergencias y desarrollar planes estratégicos. Aún más en profundidad, los diferentes ponentes analizaron los errores que se cometen en materia de finanzas personales, siendo estos una de las principales fuentes de problemas y riesgos especialmente para los más vulnerables.
Claudio Grossi, relator de la norma de calidad UNI 11.402 de educación financiera para los ciudadanos en Italia, comenta un estudio llevado a cabo por la Autoridad de Control italiana (Consob) que afirma que la manera para evitar que los ahorradores cometan errores, es decir, el llamado “debiasing” es hacer tres labores: educación, ser transparente con la información y guiar a los inversores en el proceso de toma de decisiones.
“Estas tres tareas son realizadas por los educadores financieros de calidad y genera resultados tangibles. En este sentido, el mismo estudio señala cómo en igualdad de condiciones en el mercado financiero quienes tenían a su lado a un educador financiero de calidad recibían un aumento de su riqueza de entre el 3% y el 4% anual”, señala Grossi.
Esta labor puede ser ofertada por el educador financiero de forma gratuita (combinado con otros servicios, destinado a familias con situaciones críticas, interpretando la educación financiera como un elemento de marketing y teniendo la intención de proporcionar el servicio a muchas personas al mismo tiempo) u ofrecerlo de pago, el cual debe estar bien estructurado y no dejarse a la libertad de los educadores financieros, identificando los objetivos de las categorías que ofrecerá, bien posicionado entre los servicios que ofrece su organización o dentro de un modelo de bienestar corporativo. Tanto Dositeo Amoedo, presidente de la AEPF, como Enrique Palmer, director de desarrollo de negocio de Mapfre Gestión Patrimonial, mostraron los caminos para hacer sostenible la profesión de educador financiero de calidad.
Una vez conocido cómo trabaja el educador financiero, puede verse de manera más fácil en qué ámbitos actúa. Por ejemplo, Jaime Nazar, responsable del Comité Técnico de AEPF, señaló que los “ciclos económicos y el ciclo de vida impactan en los recursos familiares” como ocurre, por ejemplo, con una familia que afronta el impacto económico que tiene en el momento de la jubilación el hecho de que los hijos no se hayan independizado, el problema que genera tener ahorro negativo en los siguientes años, existencia de compromisos financieros…
Para gestionar esta situación, es necesario tomar decisiones conscientes, eliminando los sesgos cognitivos que llevan a tomar caminos erróneos. La alfabetización es clave a juicio del profesor Diego Valero, del Centro Internacional sobre el Envejecimiento (CENIE), donde es necesario manejar con más soltura herramientas como los presupuestos o el ahorro previo al gasto mensual. En la misma línea Raúl Cameo y Paz Gómez, de Value School, definen los sesgos, subrayando que los programas de educación financiera deben concienciar al usuario y orientarle sobre cómo prevenir errores cognitivos, errores emocionales y las heurísticas inadecuadas tales como procrastinación o tendencia a la gratificación inmediata.
Necesitamos controlar los sesgos emotivos que afectan al comportamiento de los inversores. La personalidad de cada uno genera sesgos que condicionan de manera irracional las decisiones de ahorro e inversión y, por tanto, llevan a resultados peores a largo plazo. Así mismo, los sesgos van variando a lo largo de la vida de las personas motivados por las cargas familiares. La tarea de hacer educación financiera reglada requiere de la implicación de la familia, no es algo que se pueda hacer individualmente.
Por último, los expertos pusieron el foco en colectivos y casos concretos con especial necesidad de educación financiera como los niños (Caterina Ruzza, presidenta del Comité de Educación Financiera de AEPF junto a Cristina Pereira) y mujeres (con Yanery Villegas, educadora financiera en República Dominicana). Los niños desde el primer momento que reciben educación financiera de calidad muestran interés por las finanzas debido a que en su realidad escuchan palabras como nómina, hipoteca, factura… y la educación financiera de calidad contextualiza estos términos. De igual forma para los autónomos que se ven en situación de riesgo (por ejemplo, la segunda oportunidad).