El inversor duda sobre sus preferencias ESG ante la falta de claridad en el test de sostenibilidad
Desde el pasado mes de agosto, se han incorporado las preferencias de sostenibilidad en el test de idoneidad de MiFID. De este modo, los asesores deben incluir una consideración adicional sobre si los clientes tienen preferencias de sostenibilidad, haciéndoles preguntas para entender si quieren incorporar activos ESG en sus carteras y en qué proporción. Sin embargo, la falta de unas directrices técnicas más definidas está provocando las dudas entre muchos inversores, sobre todo en relación a la rentabilidad que los activos sostenibles pueden tener dentro de sus carteras.
“Estamos detectando que la principal cuestión que nos están trasladando los inversores cuando les hacemos preguntas sobre sostenibilidad es saber cuánto les cuesta y si a largo plazo les va a ofrecer un beneficio mayor que en el caso de otros activos”. De este modo se ha manifestado José Pons, responsable del modelo de asesoramiento y comercialización del departamento de ahorro e inversión de Banco Santander en España, en un webinar que ha organizado recientemente EFPA España.
Según datos de la entidad presidida por Ana Patricia Botín, son los clientes de banca privada los que, por el momento, más partidarios se han mostrado en estas semanas en relación a sus preferencias sobre sostenibilidad, aunque solo en un 50%. Para el resto de ahorradores, el 70% no se manifiesta proclive de los activos ESG, a pesar de que, como ha reconocido Pons, “en nuestra entidad no nos pilló por sorpresa la nueva normativa porque los criterios de sostenibilidad llevan formando parte de nuestro ADN desde hace años como un elemento más del diálogo comercial con los clientes”.
Este experto incluso va más allá y señala que “el objetivo de la norma es muy loable, en el sentido de alinear los criterios de sostenibilidad hacia los flujos de inversión ESG, pero su principal problema está siendo el aterrizaje a la hora de explicarle todo esto a los clientes. En esta línea, Josep Soler, delegado ejecutivo de EFPA España, incide en el hecho de que “el test de idoneidad es por sí mismo un cambio muy importante que les está costando introducir a muchas entidades. Esto es debido a que la norma se introdujo de manera deficitaria, ya que se desconocían elementos que facilitaran la comunicación con el cliente para adaptar lo mejor posible la oferta de productos a la nueva situación”.
Potenciar el modelo de banca responsable
Por su parte, Ángela Rodríguez, del equipo de inversiones de Abanca, ha indicado que este desconocimiento que todavía existe entre muchos de sus clientes sobre los activos ESG “está provocando que aquellos que tienen preferencias sobre sostenibilidad las estén delegando directamente en la entidad”. Por ello, la firma lleva meses trabajando de manera activa en la formación específica de sus profesionales “para que entiendan el potencial de estos productos y sean capaces de trasladar al cliente de manera clara y efectiva su relevancia”. En conclusión, Rodríguez estima que “creo que las nuevas cuestiones ESG suponen una oportunidad para potenciar aún más el modelo de banca responsable que entidades como la nuestra llevamos trabajando desde hace años”.
Otra experta que ha participado en el webinar ha sido Mariví Herrera, directora general de Abante Asesores, que ha afirmado que “la adaptación de esta norma ha sido ardua porque no había directrices claras sobre cómo implantar las preguntas a introducir en el test de idoneidad. Además, ha habido que adaptar la documentación, los sistemas, los procesos administrativos y los productos. También a los profesionales porque tienen que saber trasladar exactamente a los clientes la importancia de este test”.
Aunque los datos que maneja su entidad es que un 60% de los clientes es partidario de las preferencias sobre sostenibilidad, Herrera ha señalado que “se podía haber esperado más tiempo a su implementación normativa porque tenemos una taxonomía que no está desarrollada, en especial no tanto en cuanto a temas medioambientales, sino sobre todo al ámbito social y al de gobernanza”.
Mayor educación financiera
Fernando Zunzunegui, coordinador de regulación EFPA España, ha analizado también las directrices técnicas sobre sostenibilidad, subrayando que “en general, pueden despistar, sobre todo la letra pequeña que explica cómo evaluar las preferencias ESG. La mejor recomendación para el asesor financiero es la de que intente adoptar en todo momento una posición de neutralidad”.
Por ello, este experto señala que “los asesores están desempeñando un papel clave porque en muchas ocasiones tienen que decidir cómo repartir el peso de lo sostenible en la cartera de su cliente bajo su sesgo profesional y teniendo siempre presente el máximo interés del cliente”. En esta línea, ha incidido en la importancia de que las entidades apuesten por la formación específica ESG de sus profesionales “para sean capaces de aclarar a los clientes la importancia de la evaluación sobre sostenibilidad”.