Edmond de Rothschild cree que las preocupaciones con respecto a los bancos europeos han sido exageradas
Benjamin Melman, Director de Asignación de Activos y Deuda Soberana en Edmond de Rothschild AM (France), opina que “la percepción de que los bancos europeos se enfrentan a un riesgo sistémico mayor es bastante exagerada. Desde comienzos de 2016, los títulos de entidades bancarias han registrado malos rendimientos tanto en Europa como en Estados Unidos, debido a los temores que han resurgido respecto al sector. Esto ha contaminado también al mercado de bonos, lo que ha disparado los diferenciales de la deuda subordinada financiera y senior”.
No obstante, señala que “en ningún caso estamos infravalorando los desafíos a los que se enfrenta el sector, pero no creemos que la fuerte corrección vivida sea indicativa de una crisis sistémica inminente por varios motivos:
– No hay evidencias de riesgo de liquidez en los indicadores que normalmente anticipan estos eventos como el LIBOR OIS o el diferencial Ted. Después de que desde 2008 se hayan tomado medidas para fortalecer la liquidez, ahora los bancos cuentan con sólidos amortiguadores. Si existe un área en la que los bancos han demostrado lo eficientes que pueden ser es en su capacidad para mantener la liquidez en el sector bancario.
– Tampoco existe ningún peligro de insolvencia sistémica dado que los ratios se han reforzado de forma masiva desde 2008 para cumplir con los cada vez mayores requisitos regulatorios.
Sin embargo, dejando al margen el riesgo sistémico, considera que “los bancos todavía se enfrentan a una serie de desafíos. En primer lugar hay que recordar que operan en un entorno económico difícil con tipos negativos en la zona euro, así como en Suecia, Dinamarca y Suiza, y con una curva muy aplanada. Esto está afectando a su capacidad para conseguir liquidez gracias a la transformación de los vencimientos. La presión sobre los márgenes netos de los bancos se hizo evidente a lo largo de la temporada de resultados del cuarto trimestre y llevó a importantes revisiones a la baja en las estimaciones de beneficios que a su vez alimentaron mayores caídas en los precios de cotización”.
Además, el sector ha de hacer frente a unos requerimientos regulatorios cada vez mayores que en algunas ocasiones están mal coordinados, lo que por un lado reduce la rentabilidad y por otro aumenta los costes de compliance: “Esta ola de regulación sin precedentes sigue constituyendo buenas noticias para la deuda de los bancos dado que la posición relativa de los acreedores se verá reforzada por unos mayores amortiguadores de capital. Sin embargo, aún así la deuda bancaria ha tenido que lidiar con primas de riesgo más elevadas en las últimas semanas dado que se ha generado la percepción de que las diferentes medidas regulatorias no estaban coordinadas”.
Por último, afirma que “no podemos olvidar que los bancos son una herramienta de financiación para toda la economía y como tal están expuestos a todos los sectores y en particular al petróleo y las materias primas, dos sectores que preocupan a los inversores. Sin embargo, los últimos resultados publicados por los bancos han aportado una mayor visibilidad en la exposición de las entidades a estos sectores incluyendo información sobre los vencimientos, exposición geográfica, ratings y sensibilidad real a cualquier fluctuación amplia en los precios. De hecho, los detalles han hecho patente que la exposición es mucho más reducida que lo que las estimaciones iniciales hacían pensar. En cualquier caso, creemos que estas exposiciones son manejables dentro de un ciclo de provisiones. En resumen, existe presión sobre la rentabilidad, pero no riesgo de solvencia”.
Por eso, concluye que “ninguno de estos factores es capaz de poner en peligro por sí solo la liquidez o solvencia de los bancos. Sin embargo, en conjunto reflejan la pérdida de confianza de los inversores sobre la capacidad de los bancos para generar retornos sostenibles superiores a sus costes de capital, cuando se enfrentan a un entorno deflacionario y a determinados obstáculos específicos que menoscaban parcialmente la rentabilidad. El sector bancario depende de la confianza, pero en el actual entorno de incertidumbre ha vuelto a situarse en su estatus más alto de beta de mercado y se ha convertido en una caja de resonancia de cualquier temor del marcado con independencia de la solidez de los fundamentales del sector. En este sentido, la reacción de los bancos británicos frente a un posible Brexit es sintomática”.