BNY Mellon: Las primeras vacunas pueden impulsar a los activos cíclicos y a los bonos
Por Shamik Dhar, economista jefe en BNY Mellon IM
Si se administran varias vacunas en todo el mundo y funcionan, gran parte de la población alcanzará altos niveles de inmunidad durante 2021 y las economías podrían empezar a reabrirse completamente a partir del segundo trimestre del año.
En nuestro escenario económico más probable, las campañas mundiales de vacunación resultan eficaces, pero las economías de EE. UU. y Europa tienen que «aguantar el tirón» hasta ese momento. Esto podría implicar un crecimiento muy débil en el cuarto trimestre de 2020 y, posiblemente, el primer trimestre de 2021, seguido de una fuerte recuperación de la actividad económica en el segundo y tercer trimestre del año que viene. Aunque Asia va más adelantada que el resto, la reactivación del comercio mundial también mejora las perspectivas de China. En este escenario, la demanda acumulada se normaliza, ya que las tasas de ahorro y la posición de liquidez de hogares y empresas son robustas en varios países, mientras que los niveles de endeudamiento son bajos.
Disponer de vacunas con una eficacia muy alta reduce el riesgo bajista ligado al aumento de los contagios que registran ahora mismo EE. UU. y Europa, contribuye a mejorar las expectativas de crecimiento a largo plazo y representa un factor de impulso para los activos cíclicos y los rendimientos de los bonos. Si asumimos que harán falta seis meses para vacunar a gran parte de la población de las economías desarrolladas, podemos esperar recobrar cierta normalidad durante el verano boreal (es decir, del hemisferio norte) de 2021.
Ante esta perspectiva prometedora y teniendo en cuenta que, en los últimos trimestres, se han acumulado más de 1,5 billones de dólares en excedentes de efectivo solo en EE. UU., es difícil creer que gran parte de ese dinero no se gastará si las vacunas funcionan. El exceso de ahorro podría provocar un fuerte y persistente aumento de la demanda, llevando a la economía mundial a vivir otros «felices años 20». Al menos eso es lo que esperan los mercados globales. Nos dedicamos a comprar durante las inevitables caídas provocadas por los temores sobre el crecimiento y celebramos el ingenio de los científicos, las empresas y los organismos públicos que han logrado hacernos soñar de forma realista con el fin de la pandemia. El mercado reflejará estos sueños, pero tendremos que prestarle atención a la velocidad de los precios, así como a la durabilidad de los cíclicos con respecto al crecimiento en los próximos meses.
Por el contrario, si las vacunas resultan menos efectivas o más difíciles de administrar de lo previsto, el optimismo en torno a la vacunación sería efímero. En este escenario, uno de los menos probables para nuestras perspectivas económicas, el aumento de la incertidumbre y la preocupación por las perspectivas a corto plazo alimentan una profecía autocumplida que desencadena otra recesión. Dicho esto, el panorama se presenta más positivo gracias a las noticias sobre las vacunas y, en general, vemos razones para el optimismo, ya que esperamos que las campañas de vacunación tengan éxito y que la economía salga reforzada.