BNY Mellon: ¿Es el dólar intocable?
Existe un deseo creciente por parte de algunos países de alejarse del dólar estadounidense como divisa de reserva dominante en el mundo. Pero Aninda Mitra, director de estrategia macroeconómica y de inversión en Asia de BNY Mellon Investment Management, cree que por ahora la fortaleza del dólar estadounidense sigue siendo sólida e intocable.
A pesar del impulso creciente para ampliar el grupo de países BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) en un bloque más grande y desarrollar una divisa que compita con el dólar estadounidense, es poco probable que el dólar como principal divisa de reserva mundial sea sustituido a corto plazo, afirma Aninda Mitra, director de estrategia macroeconómica y de inversión en Asia de BNY Mellon Investment Management.
Por «desdolarización» se entiende la tendencia de algunos países a reducir su dependencia del dólar estadounidense como divisa de reserva. En este contexto, algunos países de mercados emergentes están utilizando cada vez más sus propias divisas para liquidar sus intercambios bilaterales, y el yuan chino ocupa un lugar destacado.
Al parecer, los BRICS han estado impulsando la creación de una divisa común denominada «R5». Más recientemente, en la cumbre de los BRICS celebrada en Sudáfrica en agosto, se invitó a seis países (Argentina, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos) a unirse al bloque BRICS para rivalizar con los países del G7: EE. UU., Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá.
Según Mitra, que forma parte del equipo de Economía Global y Análisis de Inversiones (GEIA) de BNY Mellon IM, el tamaño económico acumulado del grupo ampliado (BRICS+), ajustado a la paridad del poder adquisitivo, es ahora mayor que el de las economías del G7. Mitra añade que esto podría dar a los BRICS+ una mayor influencia financiera y geopolítica en la escena mundial, pero cree que las aspiraciones de desafiar al dólar estadounidense con una divisa rival son descabelladas.
Impulso a la desdolarización
Mitra cree que la tendencia a la desdolarización se ha visto exacerbada por la invasión rusa de Ucrania y las repercusiones para el mundo en desarrollo de que un país enorme sea sancionado a tan gran escala. La congelación de las reservas rusas impulsó una carrera por el oro y que los países intenten liquidar sus intercambios comerciales en sus propias divisas, comenta Mitra. Señala que Rusia y China poseen respectivamente 143.000 y 130.000 millones de dólares en oro como activos de reserva oficiales.
«El efecto de choque de la aplicación de sanciones a Rusia, especialmente por parte de los países del G7 o del G10, está causando este agrupamiento de un grupo dispar de países con el interés de aumentar su poder de negociación en los foros multinacionales mundiales», afirma. «Al igual que las economías avanzadas tratan de aplicar sanciones e impulsar la resiliencia de la cadena de suministro, los mercados emergentes buscan aislar las capacidades de liquidación del comercio y diversificar las reservas.»
Mitra señala que un ejemplo activo de desdolarización puede verse en el aumento de las exportaciones de los países BRICS a otros mercados emergentes, mientras que las exportaciones del bloque a los países desarrollados han disminuido. El volumen creciente de comercio entre los mercados emergentes ha permitido a muchos países en desarrollo impulsar acuerdos comerciales bilaterales, destaca.
Otro ejemplo es el uso intensivo del Sistema de Pagos Interbancarios Transfronterizos de China (CIPS) en el comercio con Rusia, dominado por el yuan chino. En septiembre se informó de que entidades chinas intervinieron para prestar miles de millones de dólares a bancos rusos tras la invasión de Ucrania.
Mientras tanto, China y Brasil han estado explorando acuerdos monetarios bilaterales para liquidar sus operaciones comerciales y facilitar las inversiones. Por otra parte, se dice que Arabia Saudí está considerando la posibilidad de aceptar el yuan chino en lugar del dólar estadounidense como pago por algunas de sus exportaciones de petróleo.
«Enorme privilegio»
Pero según Mitra y el equipo de GEIA, el «enorme privilegio» del dólar estadounidense como medio de cambio internacional, proveedor de liquidez y reserva de valor permanece intacto en un futuro previsible. Esto se debe a que el dólar estadounidense está bien arraigado en el ecosistema financiero mundial gracias a las alianzas geopolíticas históricas de EE. UU.
Según el FMI, el dólar estadounidense representa el 59% de las reservas mundiales de divisas, seguido del euro con el 19,8%, y el yen japonés con el 5,5%, mientras que el yuan chino solo representa el 2,6%7. EE. UU. representa el 25% del PIB mundial, y China el 18%8. EE. UU. también representa la mayor parte del volumen de negocios en divisas, de la emisión de bonos internacionales y de los préstamos transfronterizos, señala Mitra.
Según él, en los últimos años la apreciación del valor del dólar estadounidense ponderado por el mercado no es tan alta como los máximos registrados a principios de los años ochenta y de los años 2000. Pero la tendencia de revalorización (por encima de una media móvil de 10 años) lleva en marcha desde agosto de 2014. Es la racha más larga desde que se dispone de datos a finales de la década de 1970. «Esto por sí solo indica que no hay divisas competidoras que puedan contrarrestar al dólar, impartir fuerza económica mundial y, al hacerlo, arriesgarse a perder su propia competitividad exterior», afirma Mitra.
«Incluso con una disminución creciente de su uso en un horizonte temporal más largo, es probable que el dólar siga siendo la única divisa más importante en el comercio y las finanzas internacionales», añade. «El uso del yuan chino en los pagos comerciales está a punto de aumentar, pero en última instancia necesitará cambios institucionales profundos o cambios en el régimen político para transformarse realmente en un activo de reserva.»
BRICS+ carece de consenso
Mitra cree que un bloque ampliado BRICS+ podría aumentar su poder de negociación colectiva en ciertas entidades dominadas por el G7, como el FMI y el Banco Mundial. También cree que China puede intentar proyectar su influencia promocionando el bloque ampliado como alternativa al G7 a la hora de fijar las prioridades y normas mundiales.
Pero señala que hay distintos intereses en juego que podrían ir en contra del grupo ampliado. La falta de consenso, especialmente entre los miembros más grandes, sobre todo India y China, podría paralizar los esfuerzos de BRICS+ por prosperar, destaca Mitra.
En cuanto a la creación de una divisa común que rivalice con el dólar estadounidense, añade: «Se necesita un banco central que lo respalde agrupando la soberanía monetaria. ¿Quién va a respaldarlo? Parece muy especulativo en este momento».
Efectos para los mercados
Mitra afirma que es difícil discernir los efectos a corto plazo de esta evolución para el mercado. Aparte de que el grupo BRICS+ carece de un objetivo o conjunto de criterios claros que impulsen su adhesión o sus planes, hay preguntas sin respuesta como por qué se admitió a las seis naciones y no a otros mercados clave en desarrollo como México o Indonesia.
Además, la acción no vino acompañada de ningún anuncio claro de desdolarización u otro mecanismo para impulsar la circulación de las divisa de los países miembros.
«La ampliación del número de miembros de los BRICS parece interesante, pero ¿supone grandes cambios en aspectos relevantes como el crecimiento mundial, la política o los tipos de cambio? La verdad es que no», comenta.
En general, Mitra afirma que el equipo de GEIA reconoce que persistirán los esfuerzos intensos de ciertas naciones por impulsar la liquidación comercial en sus propias divisas, especialmente en el caso de exportadores y fabricantes dominantes como China.
«Pero incluso entonces, el estatus del dólar parece anclado en el paradigma de divisa dominante; la amplia red de alianzas militares de EE. UU. y su preponderancia geopolítica; y la falta de activos alternativos seguros y líquidos», concluye.