Amundi: La velocidad del contagio, clave para el punto de inflexión en los mercados
La gestora Amundi Asset Management ha elaborado un nuevo ‘Global Investment View’ que ha contado con la participación de diversos especialistas de la firma. A continuación, se reproducen dos de ellos por su interés para comprender la situación actual que se vive en la economía mundial.
Un punto de inflexión en los mercados
Por Pascal Blanqué, Director Global de Inversiones; y Vincent Mortier, Director Adjunto de Inversiones, ambos en Amundi AM
Los mercados están liderando el ciclo económico real y, por tanto, tocarán fondo antes del final de la pandemia. Sin embargo, deberían estabilizarse una vez aliviados respecto a estas tres cuestiones:
- El patrón cíclico de la pandemia, o cuando haya alguna señal de una mejora en la velocidad del contagio. Esto depende de la variable «tiempo» (extensión del periodo de crisis) y de los esfuerzos de movilización (las medidas de contención puestas en vigor en los distintos estados). Todavía hay mucha incertidumbre en este punto;
- La táctica de «lo que sea necesario» (“whaterver is necessary”) de las autoridades fiscales y monetarias, y si las políticas monetarias y las medidas fiscales se consideran creíbles y eficaces para aliviar las condiciones financieras del sector empresarial o para proporcionar recursos adecuados al sector de los hogares para hacer frente a un período de mayor desempleo debido al cierre de la actividad económica. Los mercados parecen haber entendido finalmente cuán grandes y sin precedentes son estos esfuerzos;
- El tramo corto de la curva de crédito, tras las recientes dislocaciones, y los rendimientos de los bonos centrales, que han comenzado a subir desde que se anunciaron las medidas fiscales, descontando una mayor deuda futura. Los rendimientos de los bonos parecen estar bajo control ahora, aunque en el lado del crédito todavía hay margen de mejora;
Sin embargo, los “bazucas” políticos no serán efectivos a menos que haya una caída correspondiente en la velocidad de contagio. La combinación de ambas impulsará el momento de la recuperación y, mientras la pandemia no parezca estar bajo control, la volatilidad persistirá. En nuestra opinión, lo que más importa a los inversores es la velocidad de la dirección de la pandemia, aún al alza en el número de casos, con una aceleración en los últimos días. Cuando las medidas de contención comiencen a funcionar, la velocidad de contagio debería desacelerarse. Esto sucedió primero en China y ahora vemos algunas señales de que está empezando a ocurrir también en Italia. La mayoría de los países todavía están leos de su punto máximo, con el Reino Unido y Estados Unidos todavía en fase de aceleración, así como muchos países de la UE, mientras que algunos países de los mercados emergentes todavía se encuentran en una fase temprana.
Si este bloqueo global demuestra tener éxito, la pandemia debería acelerarse hacia su máximo en el próximo mes, después de lo cual la velocidad en el crecimiento de nuevos casos debería empezar a disminuir. Estamos avanzando en esta dirección, pero todavía no estamos ahí. A corto plazo, solo podemos esperar un alivio temporal de la dislocación extrema del mercado en lugar de una recuperación completa y estable.
En esta fase transitoria, a medida que se desarrolle la crisis, se hará evidente para los inversores que al día siguiente de que termine la pandemia se encontrarán con menores rendimientos de los bonos core y con la necesidad de encontrar rentabilidad en otros lugares. El crédito y la deuda de los mercados emergentes serán los candidatos naturales en los mercados públicos, pero de momento la presión sobre estas clases de activos sigue siendo elevada y todavía no es hora de hablar de puntos de entrada agresivos. En cuanto al crédito, continuamos siendo cautos y muy selectivos en HY y preferimos el segmento IG, que debería beneficiarse del paraguas de los bancos centrales al igual que los bonos periféricos. Una continuación de la espiral bajista en los mercados solo podría justificarse por un shock permanente en el crecimiento potencial, pero este no es el escenario más probable en este momento.
Los mercados de renta variable seguirán bajo presión hasta que se materialicen los signos de estabilización en la curva de la evolución de la epidemia. En renta variable, vemos que surgen oportunidades en sectores cíclicos de calidad que podrían repuntar con fuerza una vez que se restablezca el atractivo de los cíclicos a medida que nos acercamos al pico de la pandemia. Algunos mínimos podrán verse antes a nivel regional y China es un buen candidato para ello. En términos de gestión de cartera, este contexto requiere mantener un enfoque cauteloso, ya que reconocemos que la aversión al riesgo global persistirá a corto plazo e impulsará legítimamente el regreso hacia la seguridad en una combinación de activos líquidos, defensivos y de alta calidad. La gestión activa y la selección serán clave para gestionar esta «fase intermedia» y, en particular, el equilibrio entre el rendimiento y la liquidez. Ahora, más que nunca, una sólida gestión de liquidez hará la diferencia.
Nuevo escenario central y alternativos
Por Mónica Defend, Responsable Global de Análisis de Amundi
La propagación global del brote de coronavirus, con el cierre secuencial de la mayoría de las actividades económicas, ha sido inesperada por su severidad y profundidad hace solo unas semanas, y nos ha llevado a revisar nuestro escenario central y alternativos. Por naturaleza, cualquier epidemia es un shock controlable y reversible. Sin embargo, en el caso del brote actual, no está claro cómo reducir la tasa de contagio; y una vez que la población esté segura, a qué velocidad podrían recuperarse las economías a partir de ese momento. Lo que sucede en China y más tarde en Italia será una especie de indicador adelantado para el resto del mundo. Estados Unidos, en términos de resiliencia del consumo de los hogares, será clave para la evolución de la economía global.
No todos los países afectados han adoptado las mismas medidas para contener el virus. Cuando estalló la crisis en China, el resto del mundo, aunque en la zona euro en menor grado, apuntaban hacia un repunte cíclico a principios de año. Ahora, con un retraso de algunas semanas, todas las economías se han visto afectadas y esto conducirá a una severa contracción económica secuencial y sincronizada en la mayoría de los mercados desarrollados y emergentes en los próximos meses. Las claves del resultado serán la velocidad, la fortaleza y la coordinación de los esfuerzos políticos, el ritmo y la eficacia de las medidas de contención de los brotes y la posibilidad o no de probar un tratamiento o vacuna. Los esfuerzos de las autoridades monetarias y fiscales no tienen precedentes. Los tipos de interés de los bancos centrales han vuelto a los niveles de 2009 y la expansión del balance de los bancos centrales de los países desarrollados superará los niveles de 2009 a finales de 2020. Se espera que el apoyo fiscal sea amplio, tanto por volumen como por la amplitud de las medidas, dirigidas a preservar la estabilidad social, reforzar el sistema de atención médica, prevenir que se produzcan impagos masivos en el sector corporativo y apoyar a los hogares.
Sin embargo, está claro que estas medidas no serán suficientes para evitar una contracción económica significativa en los próximos dos o tres trimestres. No obstante, como creemos que es poco probable que el crecimiento potencial se vea afectado por el momento, las medidas de apoyo podrían impulsar un repunte de la actividad económica a finales de año, o muy probablemente a principios de 2021. La opinión de que la economía global puede lograr una recuperación en forma de I ___ / es nuestro escenario central, pero la ‘base’ de la “U” será más ancha y profunda de lo esperado anteriormente y el rebote será más suave que el colapso.
También son posibles dos escenarios alternativos y su prevalencia dependerá del nivel de interacción del shock económico, el alcance de la crisis de solvencia de las compañías y el posible resurgimiento del riesgo político en áreas en las que ya existía tensión previamente.
En nuestro escenario negativo, las medidas de contención no conseguirían frenar la pandemia y la crisis se prolongaría y se volvería sistémica. El mercado aún no lo ha descontado y daría lugar a otra corrección en la renta variable y a un aumento significativo de las tasas de default, con sectores enteros completamente afectados. Una deuda creciente e insostenible sería la característica de este escenario, y la monetización completa probablemente sería el resultado final.
En el escenario alcista, si las medidas de contención resultan eficaces y la situación se estabiliza en dos o tres meses (como en China), la actividad económica podría reanudarse rápidamente, con un deterioro permanente solo en los modelos de negocio más insostenibles. Este escenario tampoco ha sido descontado por el mercado y podría generar una ventaja significativa para los activos de riesgo desde los niveles actuales en la segunda parte del año.